No te contentas con menos: buscas el máximo rendimiento. Los ritmos lentos no son lo tuyo y quieres progresar en tus entrenamientos. Bienvenido/a a la gama alta en cintas de correr. Te presentamos los mejores modelos del año 2024 y analizamos, de primera mano, las últimas novedades en el sector más avanzado del running indoor.

¿Por qué necesitas una cinta de correr de gama profesional?

Probablemente ya lo tienes claro, las cintas de correr de gama media se quedan muy lejos de tus pretensiones. Quieres llevar tus capacidades a otro nivel sin que la máquina pueda suponer una limitación para ti. En este caso, te decantas por una cinta de correr de gama alta o profesional porque:

  • Tu presupuesto puede superar fácilmente los 1.000 euros.
  • Vas a realizar sesiones de entrenamiento intensivas, muy por encima de las 20 horas semanales.
  • Quieres contar con una gran estabilidad y solidez, con independencia de tu complexión.
  • Necesitas las métricas más completas para analizarlas, sacar conclusiones y mejorar los puntos flacos de tus entrenamientos.
  • Buscas velocidades de carrera por encima de los 16 km/h.
  • Contar con varios niveles de inclinación es prácticamente un must-have.
  • Quieres disponer de conectividad con aplicaciones de running/fitness .

Si cumples uno o varios puntos de esta lista, vas bien encaminado/a.

¿Qué debes exigirle a tu cinta de correr de gama profesional?

Las cintas de correr de esta gama se diferencian claramente del resto. Para empezar, una cinta de correr profesional se caracteriza por ofrecer una gran superficie de carrera, que permita un apoyo más cómodo y seguro, sin necesidad de estar mirando constantemente en dónde colocamos el pie para poder centrarnos al 100% en la técnica y en el ejercicio.

Este tipo de cintas debe tener una estructura sólida y robusta, ya que está diseñada para soportar un uso intensivo y altas velocidades, por lo que al igual que los coches de alta potencia, el chasis debe ser lo suficientemente resistente para llegar al límite. Generalmente resultan más voluminosas que el resto, tienen más huecos para poner cosas como botellines de agua, el móvil o la toalla y son más silenciosas en la fase de impacto.

Una cinta profesional debe disponer de una consola completa, en la que además de mostrar todo tipo de métricas relacionadas con el ejercicio que se está realizando, ofrezca un control directo de todas sus funciones: desde las clásicas de inclinación, velocidad, tiempo de ejercicio, distancia recorrida, o cambio de programa… hasta funciones más avanzadas como la conexión con dispositivos Bluetooth o ANT+ como smartwatches, pulseras de actividad o pulsómetros, por poner un ejemplo.

Los programas que ofrecen estas cintas son de lo más completo, con ejercicios de entrenamiento predefinidos que permiten afrontar un gran número de variantes: Farlek (cambios de ritmo), quemagrasas, cardio, hills (colinas – subidas y bajadas), pruebas de esfuerzo, etc. Las más modernas están dotadas incluso de funciones que permiten  el control de música para acompañar la carrera.

Y sin duda una de las características más importantes que debemos tener en cuenta a la hora de elegir una cinta de correr de gama profesional es que tenga una buena potencia, capaz de soportar ritmos de carrera elevados y sostenidos en el tiempo. Lo recomendable en este punto es partir de motores con una potencia mínima de 3 o incluso 3,5 CV, para que el motor no se sobrecargue en carreras largas a alta velocidad.

¿Gama profesional significa mantenimientos más caros?

La respuesta corta es no. El mantenimiento de una cinta de correr es simple y prácticamente idéntico en todos los casos, pudiendo llevarse a cabo simplemente con un paño húmedo, un bote de aceite lubricante con base de silicona y una llave. Te recomendamos que leas nuestra guía de mantenimiento básico de cintas de correr.

La clave está en limpiarla para evitar que la suciedad y el sudor penetren al motor o deterioren sus superficies, engrasarla frecuentemente para que la banda de rodadura sufra el menor desgaste posible al ser arrastrada por los rodillos y rozar contra la superficie superior de la estructura y, por último, revisar y ajustar el cinturón cuando este se encuentre flojo o demasiado apretado.

La única parte que encarece el mantenimiento de estas cintas de correr son los repuestos de piezas sometidas a desgaste, si bien la diferencia es menor a la que seguramente nos imaginamos. Así, entre unos rodillos para una máquina de correr de gama de entrada y unos de una máquina de gama alta apenas suele haber unos 20 euros de diferencia, teniendo en cuenta que hablamos de costes de entre 40 y 80 euros según el modelo. Por supuesto, esto es como los coches, las hay más caras y más baratas, pero esto ya depende más de la marca que de otra cosa.

En cuanto a las piezas no sometidas a desgaste pero que pueden tener que reemplazarse no por mantenimiento, sino por fallos de algún tipo, encontramos la consola o el motor, que en este caso sí serán sensiblemente más caras, por su mayor calidad/potencia/prestaciones que las que incluyen las cintas de correr de gamas inferiores. Sin embargo, es un factor del que no recomendamos preocuparnos, pues es el equivalente a plantearse comprar un coche pensando en cuánto nos costaría que se rompiese el motor. Es un hecho aislado y fortuito que, si bien obedece a la estadística ya que siempre está ahí, ocurre en un muy bajo porcentaje de casos.